
Andrea, 1997
Habito un pueblo donde tengo mi taller, el lugar desde el que nacen todas las piezas que aquí muestro. Abrazo todas las formas de expresión que los materiales pueden ofrecerme, dejando que los tiempos se apacigüen y que cada proceso creativo encuentre su propio ritmo. Trabajo la materia como una extensión de mis sentidos y emociones, y en el barro descubro un espacio donde los gestos mínimos terminan abriendo un mundo.
Mi camino ha estado siempre atravesado por distintas disciplinas: la obra gráfica, el textil y la cerámica. Cada una me abrió un lenguaje diferente, pero todas comparten la misma búsqueda: comprender la sensibilidad de la materia y permitir que se exprese. Hoy mi práctica es un cruce de esos territorios, una conversación constante entre textura, forma y gesto.
En la cerámica encontré una profundidad que sigo investigando día a día. Me interesan las texturas y los vidriados, y también lo que la materia revela casi por sí misma: ese diálogo silencioso entre mis manos y el barro, donde el azar y la precisión se acompañan. Trabajo con un horno de gas que me permite jugar con la atmósfera interna y provocar reacciones entre temperatura, materiales y oxígeno, ampliando las posibilidades de cada cocción.
Cada pieza nace de ese lugar donde la intuición convive con la experimentación.
Gracias por llegar hasta aquí y por acompañar mi trabajo.
:-)